“El Legado del Gallero: La Historia de Manolito” Capítulo 3
Sangre y el Honor: A pocas semanas de la partida de su abuelo, Manolito descubrió algo inesperado.
1. La Herencia de Don Ismael: La Carta de Despedida
Mientras revisaba una vieja caja de madera que Don Ismael guardaba en el cuarto trasero de la casa, encontró una carta dirigida a él. Era una carta de despedida y también de sabiduría, en la cual su abuelo plasmaba sus pensamientos sobre la vida, el honor, y el legado gallero.
“Querido Manolito,
Cuando leas esto, ya no estaré a tu lado. Sin embargo, quiero que sepas que estaré en cada batalla, en cada grito de triunfo y en cada derrota. El camino del gallero es de sangre y honor, y se lleva con respeto. Recuerda siempre que nuestros gallos no solo pelean por ganar, sino por defender nuestra esencia y tradición.
Cuida bien de nuestra finca, protege a los tuyos, y recuerda que la verdadera victoria está en el corazón del gallero.”
Esas palabras resonaron en lo más profundo de Manolito. Aquella carta se convirtió en su guía y en su recuerdo permanente de lo que significaba ser un gallero. Sintió una mezcla de nostalgia y determinación; sabía que debía estar a la altura del legado que su abuelo le había confiado.
2. Primer Encuentro con el Rival: La Sombra de “El Huracán”
Al poco tiempo, Manolito comenzó a escuchar historias sobre un gallero conocido como “El Huracán” en los pueblos cercanos. Era un hombre imponente, que siempre llevaba consigo a sus mejores gallos, famosos por su ferocidad y resistencia en el combate. Su nombre se repetía en todas las galleras, como una leyenda viviente. Dondequiera que “El Huracán” aparecía, sus gallos arrasaban con todos.
En la próxima feria del pueblo, Manolito tuvo su primer encuentro con él. “El Huracán” era un hombre mayor, con una barba grisácea y unos ojos tan penetrantes que parecía ver a través de las personas. Observó a Manolito con curiosidad, como si analizara su carácter. Manolito sintió un escalofrío, pero se mantuvo firme.
El veterano gallero se acercó a él y, con una voz grave, le dijo: “Así que tú eres el nieto de Ismael. He oído hablar de ti. Ojalá tengas el valor y la fuerza que tuvo tu abuelo.” Sin añadir más, “El Huracán” se alejó, dejándolo con un desafío implícito y una intriga creciente.
3. La Dura Preparación: Entrenando a “Furia Negra”
Motivado por la necesidad de estar a la altura del legado de su abuelo y por el reto que representaba “El Huracán”, Manolito decidió entrenar a su próximo gallo, uno que acababa de recibir de un criador de confianza: un gallo negro de mirada intensa, al que llamó “Furia Negra”. Este gallo tenía algo especial, un fuego interno que Manolito reconoció de inmediato.
Comenzaron un entrenamiento riguroso. Manolito pasaba horas perfeccionando la velocidad y la resistencia de Furia Negra, y cada entrenamiento era una prueba tanto para él como para el gallo. Sabía que “El Huracán” estaría en la próxima pelea de campeones, y su objetivo era que Furia Negra estuviera preparado para enfrentar cualquier desafío.
Durante esas semanas, Manolito apenas dormía. Llegaba de la escuela, dedicaba cada minuto a cuidar a Furia Negra, preparaba su dieta, lo entrenaba en carreras y maniobras evasivas, y fortalecía cada músculo de su pequeño cuerpo. En su mente, cada día de sacrificio era un paso más hacia la batalla que marcaría su destino como gallero.
4. La Noche de la Gran Pelea: Honor en la Gallera
Finalmente, llegó el día. La gallera estaba a reventar, llena de espectadores de todos los rincones del pueblo y de los alrededores. Los rumores de la rivalidad entre Manolito y “El Huracán” habían atraído a un gran público, y todos esperaban ver un combate inolvidable. La atmósfera era electrizante, y la tensión en el aire casi palpable.
Sangre y el Honor: Manolito sintió un nudo en el estómago mientras preparaba a Furia Negra en el camerino de la gallera. Recordó las palabras de su abuelo y miró a su gallo a los ojos, sabiendo que ambos compartían el mismo fuego. “Hagámoslo, amigo. Esta noche somos uno”, susurró mientras acariciaba la cabeza de Furia Negra.
Cuando salió al ruedo, vio a “El Huracán” con su gallo, un giro majestuoso llamado “Tornado”. Ambos se miraron con respeto, pero sin dejar de lado la rivalidad. No necesitaban palabras; la batalla hablaría por ellos.
El combate comenzó. Furia Negra y Tornado se lanzaron al ataque con una agilidad que asombró a todos. El público gritaba, animando a ambos galleros, mientras las aves se enfrentaban con destreza. Los dos gallos parecían iguales en fuerza, pero había algo en Furia Negra, una velocidad y una precisión que reflejaban el entrenamiento y el vínculo con Manolito. La pelea se extendió más de lo habitual, en un espectáculo de destreza y resistencia.
Finalmente, Furia Negra consiguió su momento. Con un movimiento ágil y letal, logró vencer a Tornado. El público estalló en aplausos y vítores. Manolito sintió una mezcla de euforia y gratitud; no solo había ganado, sino que había demostrado que el espíritu de su abuelo seguía vivo en él.
“El Huracán” se acercó y, con una mirada seria, le dio la mano. “Tu abuelo estaría orgulloso. Has demostrado ser digno de su legado”, dijo, antes de desaparecer entre la multitud.
5. Reflexión en la Noche: La Victoria del Espíritu “Sangre y el Honor”
Esa noche, Manolito se sentó junto a la fogata en la finca, con Furia Negra descansando a su lado. La victoria no era solo de él, sino de todos los que habían venido antes, de su abuelo, de su padre y de todos los galleros que habían luchado por mantener viva esta tradición.
Manolito entendió que, aunque la pelea había terminado, su camino como gallero apenas comenzaba. Había mucho por aprender y muchos desafíos que enfrentar. Pero en su corazón, sabía que estaba listo, porque llevaba consigo el amor, la dedicación y el espíritu de aquellos que le habían enseñado a vivir con honor.